Para plantearte esta pregunta, primero debes tener el manuscrito impecable de un buen libro. Digo esto porque muchos se preocupan por publicar, y para que eso sea posible, primero tienen que haber escrito algo digno; yo siempre hablo a quienes me contratan de “manuscrito digno”, que no es el mejor libro del mundo, sino el mejor que eres capaz de escribir hoy.
Ahora sí, ¿qué se hace con un manuscrito?
Se presenta a editoriales, que pueden o no estar interesadas en un libro como el tuyo. Si una editorial lo aceptase para incorporar a su catálogo de la forma tradicional, se haría cargo del diseño interior y exterior, la publicidad, las ventas y la distribución (en tu país y en otros, según la editorial) a cambio de un 10% a un 30% del precio de venta para ti (aunque la mayoría no da más del 10% a autores de su primera obra). Puede que haya cambios en el texto y que no tengas intervención en la portada; son “gajes del oficio”.
Otra alternativa es la autoedición o autopublicación: una empresa editorial da forma al manuscrito (el interior de tu libro), pone las imágenes que quieras, lo manda a imprimir y te hace llegar a tu casa una caja con 50, 100 o 1000 ejemplares que abonas 100% tú, esperando venderlos a un precio mayor, para, al menos, no perder dinero. ¿Qué contra tiene? Que la comercialización depende de ti (la distribución en librerías por parte de particulares es posible, pero es un trabajo arduo). Si tu idea es venderlo a quienes te conocen o en las reuniones o talleres que brindas por trabajo, okey, pero si lo que quieres es que te compre gente que no te conoce, es más difícil. ¿Imposible? No, pero tienes que ponerle mucha garra al tema del marketing para escritores y “dar algo de comer” cada tanto al puto amo Google o Amazon, según donde hagas publicidad. Hay muchos autores autopublicados que se meten en el ajo, le toman la mano a las plataformas y todo bien, pero la mayoría de los autopublicados va con su libro bajo el brazo a todos lados. La cosa se cuece más a pulmón, pero hace posible recuperar la inversión e incluso ganar dinero.
Otra salida es la coedición, que es un término medio. Supone que el escritor pague un porcentaje de los gastos y cuente como “socio” a una editorial con experiencia y distribución. Es una alternativa bastante buena para quienes están con ganas de ver su libro en librerías y quizá no quieren invertir tiempo en la búsqueda de una editorial tradicional que quiera incluir su libro en su catálogo (esto requiere de tiempo y de mucha paciencia). La coedición no la vas a encontrar denominada como tal, pero sí a través de un contrato editorial que incluye entre sus cláusulas que el autor está obligado a adquirir 25 libros por €400, por ejemplo. En la actualidad, la coedición es un híbrido conveniente para muchos autores.
Otra opción es Amazon. Se pueden “subir” libros digitales, de tapa blanda o dura y comercializarlos obteniendo un 60% aproximado del precio de venta (menos el precio de costo o impresión). El proceso requiere que una empresa (de ser posible, especializada en libros vía Amazon) te arme tu libro soñado y te dé el formato listo para subirlo por tu cuenta. ¿Qué hace Amazon? Imprime bajo demanda, entonces no hay inversión en una tirada inicial ni mucho menos. Las ganancias son mayores, te compran desde cualquier parte del mundo. Pero, atención: puedes estar en Amazon, “la mayor librería del planeta”, pero que no te vea ni Dios. Esto también requiere de un plus de inversión de dinero y de tiempo. ¿Qué significa? Subir un libro y pensar que de por sí (porque es bueno, según tu criterio), se venderá, es una ingenuidad. Pretender que se venda sin posicionarlo a través de publicidad (Amazon ads, por ejemplo) sería como poner en la pantalla más vista del planeta al hombre invisible.
En fin, que cada opción tiene su encanto. Como autor es preciso que estudies cada alternativa y elijas la que más te convenga, según tus tiempos, recursos económicos e intereses.